Brubacher, J.W., Case, C.W. y Reagan, T.G. (2000). Cómo ser un docente reflexivo. La construcción de una cultura de la indagación en las escuelas. Barcelona: Gedi.
La escuela puede ser un lugar en el que los docentes desarrollan su capacidad para responder a los grandes interrogantes educativos y, a la vez, que generar un saber útil para todos. Esta posibilidad queda perfectamente ilustrada y ejemplificada en el trabajo que Brubacher, Case y Reagan (2000) han visto traducido al castellano.
Los autores del libro, profesores en la Universidad de Connecticut, trabajaron durante años en un programa de formación del profesorado destinado a mejorar su capacidad para la reflexión y la indagación, de modo que este libro es, en buena medida, fruto de la experiencia adquirida en el desarrollo de ese programa de formación.
La estructura del libro es muy sencilla y de gran utilidad: se basa en un estudio continuado de casos. El estudio de cada caso sigue una secuencia similar: se describe el caso, a continuación, se analiza desde una determinada perspectiva y, finalmente, se explicitan las conclusiones y de establecen algunas propuestas. Las conclusiones obtenidas en cada uno de los casos son las que configuran el tema que da título al libro, mientras que las propuestas constituyen la base para una posterior reflexión del profesorado. Las propuestas son de hecho la base para una cultura de la indagación.
El núcleo de la cultura, que permitiría a la escuela acoger a un nuevo tipo de profesional, son los conceptos de reflexión y de indagación. Las consecuencias de una determinada forma de concebir estos conceptos se extienden a todos los ámbitos de la escuela, desde el currículum hasta la organización.
El interés y el énfasis que se dedica hoy en día a la reflexión en la práctica educativa del profesorado se debe los trabajos de Donald Schön (1983, 1987). Sus aportaciones a la tarea de formar a profesionales reflexivos, ha situado el concepto de reflexión en una perspectiva muy interesante. Siguiendo el camino abierto por Schön, el libro aporta nuevas experiencias y enriquece el concepto original con nuevos matices. Así por ejemplo, se destaca la diferenciación conceptual entre reflexión sobre la práctica, la reflexión en la práctica y la reflexión para la práctica (Killion y Todnem (1991) además de considerar que el proceso de reflexión es un continuum de distintos niveles de reflexividad (Van Manen, 1977) que abarca desde la reflexión sobre la tecnología educativa hasta la reflexión sobre los fundamentos éticos de la enseñaza.
Esta profundización del marco conceptual creado por Schön resulta muy interesante, pero, como los propios autores reconocen, no es original. En todo caso el uso que se hace de marco conceptual les permite articular una serie de rasgos bien definidos que facilita el reconocimiento de la práctica reflexiva y su al desarrollo profesional de los educadores.
En otras palabras, aunque la buena práctica dependa, de hecho, de una sólida base de experiencias, la práctica reflexiva puede contribuir a acelerar el desarrollo de esa base de experiencias en los nuevos maestros.(40)
Otro de los rasgos esenciales de la cultura que facilita la transformación de los educadores en profesionales reflexivos es la identificación de estos profesionales con un determinado concepto de indagación. Indagar se define, siguiendo el concepto de John Dewey, de este modo: un proceso que sirve para incorporar valores, obtener información sobre alternativas y construir a partir de ellos nuevas prácticas educativas.
Indagar, aunque implica responder interrogantes y resolver problemas, no es lo mismo que investigar, de hecho, la investigación es sólo una forma de indagación. El concepto de indagación propuesto es considerado como una forma de investigación. Siguiendo el criterio adoptado por Bogdan y Biklen (1992) la indagación se distingue de la investigación por su finalidad (práctica) y por sus promotores (los educadores)
La investigación es un estado de ánimo, una perspectiva que adopta la gente sobre los objetos y las actividades. Los académicos e investigadores profesionales indagan en los asuntos que les interesan y enuncian el propósito de su estudio bajo la forma de hipótesis o preguntas. No sólo se espera de ellos que emprendan una investigación, sino que lo hagan ateniéndose estrechamente a las tradiciones establecidas, se trate de una investigación cuantitativa o cualitativa. La polémica entre colegas implica que todos coinciden en lo que significa hacer una investigación. También es posible investigar fuera del ámbito académico; en ese caso, quienes lo hacen son personas del "mundo real" y la investigación que llevan a cabo tiene entonces un carácter netamente práctico, se dirige a su propios intereses y puede ser, si así lo desean, una herramienta par el cambio social." (Bodgan y Biklen, citado en pagina 76).
Además de la distinciones anteriores la indagación se puede distinguir de la investigación por el tipo de descripción de la realidad que aporta. La indagación aporta una descripción gruesa, frene a la investigación que aporta una descripción fina (Geertz, 1973). La etnografía, la investigación-acción, la observación participativa son considerados ejemplos de indagación, dado que aportan una descripción gruesa.
La tarea el educador profesional consiste entonces en examinar la pregunta de su investigación y en determinar, entre las innumerables metodologías posibles, cuál es la más adecuada para el tipo de información que se busca. (72)